Aunque suene extraño, alguna vez el peso argentino se imprimía en Nueva York y tenía la cara de George Washington. Estos billetes valiosos resultan muy codiciados por los apasionados en el arte de la numismática.
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En 1827, cinco años después de que comenzase a circular el papel moneda en el país, el billete de 1 Peso Moneda Corriente tenía estampada la cara de George Washington.
Exactamente el mismo retrato que hoy ilustra el billete de un dólar, pintado por el norteamericano Gilbert Stuart. Ubicado en el costado derecho del billete, enfrentado al retrato de Simón Bolívar.
El billete se imprimía en Nueva York, en la American Bank Note Co. Pero llevaba el sello del Banco de Buenos Ayres y la firma de sus autoridades. Si bien este billete no era verte sino que estaba compuesto por el blanco y el negro y tonalidades grises.
Pero Washington y Bolívar no fueron los únicos próceres extranjeros impresos en el dinero argentino. El billete de cinco Pesos Moneda Corriente, del mismo año, también tenía los rostros de otros dos integrantes.
Por un lado, estaba el escritor y religioso británico William Penn, fundador de Pensilvania. Del otro lado del billete, enfrentado, tenía el retrato de Benjamin Franklin, el presidente de los Estados Unidos presente en el billete de cien dólares.
El de 10 Pesos Moneda Corriente, que repetía a Washington y Bolívar, incorporó por primera vez la imagen de un animal. No se trató de una especie autóctona: por el contrario se usó el águila calva, el ave representativa de los Estados Unidos.
Los primeros billetes fueron concebidos en Buenos Aires, cerca del Cabildo, a una cuadra de la Plaza Mayor, en el local de un francés llamado José Rousseau que era reconocido como “un maestro de grabados”.
No tenían valor nominal, debajo de una cinta que identificaba al papel con el “Banco de Buenos Ayres”, Rousseau colocó un texto que decía: “Promete pagar a la vista y al portador la cantidad de ... pesos en moneda metálica”.
En el espacio en blanco un funcionario público debía escribir la cantidad. Funcionaría, en definitiva, como un pagaré.
La primera tirada, de 7002 billetes, fue impresa en el taller de un tal Pedro Ponce. Entraron en circulación el viernes 6 de septiembre de 1822, día de apertura del banco.